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miércoles, 22 de enero de 2014

Te iubesc mic.

Te echo de menos. Echo de menos tu forma de andar. Tu imperfecta sonrisa. Tu extraño pelo y la forma tan cómica en la que hablabas castellano. Las sonrisas que me sacabas. Lo feliz que me hacías. Nuestro saludo. Tus "¿Qué tal?." Cuando me preguntaste mi nombre, me dijiste el tuyo y descifré tu tatuaje.  Sé que dije que nunca me gustaría una persona como tu, y miradme ahora. No eras mi tipo de tío, para nada, y puede que eso fuera lo que me encantó de ti. Han pasado casi 4 años desde que te vi por primera vez. Y por mucho que pase no olvido ese día. Pero joder, como para olvidar la primera ve que me sonreíste. Me acuerdo de las pilladas y las sonrisas, de nuestras conversaciones sin sentido, de las caras rojas y de la vergüenza, de aquel "que corra el aire entre vosotros dos, ehh!", de las miradas a escondidas, del "¿Cómo se dice te quiero en tu idioma?. Cuando me contabas dónde vivías, lo que hacías en tu país y mis "que malote eres" que tanta gracia te hacían. Cuando me invitaste a comer y te ofreciste a llevarme a dónde quisiera, de tu divertido salero que ahora forma parte de la decoración de mi habitación. Me acuerdo de todos nuestros momentos, de todo. De lo único que no me acuerdo es de tu voz. Me maldigo a mi misma cada día por no haber pulsado un botón y dejarla grabada, para días como hoy, en los que te extraño más de lo normal. Esto era un secreto a voces entre la gente, todo el mundo sabía lo que pasaba. Era obvio, pero parece que querían ver mi cara al hablar de ti. Tu no tienes ni idea de lo que pasó aquella noche, mucho mejor, pero aunque pasé muchísima vergüenza, es Una buena anécdota para la posteridad. En un momento, separamos a todo un grupo de amigos en dos grandes bandos: Unas te defendían diciendo que eras guapo, muy trabajador y que yo tenía buen ojo. Otros, como alguien que conoces muy bien, quería que hubiera más que aire entre nosotros. ¿Recuerdas cuándo mi madre se puso a charlar contigo?. Sonrío solo de imaginar tu cara cuando lo hizo. Y ahora, yo estoy aquí sentada escribiendo lo que te echo de menos mientras tu estas a más de 13.000 kms, casi en otro continente, viviendo una vida muy distinta a la mía. Me gustaría volver y ver que sigues ahí, igual que hace dos años, cuando te fuiste. Que me volvieras a sonreír, me contarás que tal te iba por allí y que te quedaras, aunque fuera solo por una temporadina. Justo ahora, que va a empezar lo que estuve deseando dos años seguidos, tú no estás. Por eso esto ya no tiene sentido, pero habrá que sacarle partido igualmente. Por si alguna vez te acuerdas de mi, recuerda que yo no te he olvidado.

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